Cuando hablamos de fotografía de retrato, una de las configuraciones más simples y efectivas para iluminar a una persona es usando una única fuente de luz acompañada de un reflector (rebote). Esta técnica es ideal para quienes están comenzando y quieren obtener resultados profesionales sin necesidad de un equipo complicado.

Equipo Necesario:
- Fuente de luz principal: Puede ser un flash de estudio o una luz continua.
- Reflector: Para rebotar la luz y suavizar las sombras.
- Trípode o soporte para la luz (opcional).
¿Cómo configurar la iluminación?
1. Coloca la luz principal
La luz debe colocarse a unos 45 grados de la cara del sujeto y ligeramente por encima de su nivel de los ojos. Esta posición permite crear una luz suave y favorecedora que perfila el rostro del modelo.
2. Usa un reflector
En el lado opuesto de la luz principal, coloca un reflector a la misma altura o ligeramente por debajo de la cara del sujeto. El reflector puede ser de color blanco o plateado, dependiendo de cuánta luz desees reflejar.
El reflector sirve para llenar las sombras que la luz principal genera en el lado opuesto del rostro, suavizando el contraste y proporcionando una apariencia más equilibrada.
Con esta configuración simple pero efectiva, puedes lograr retratos con una iluminación profesional sin complicarte con múltiples luces.