La ubicación de los objetos dentro de la composición fotográfica es crucial para determinar las sensaciones que pueden transmitir las fotografías. En las culturas occidentales, derivado de los sistemas de escritura, las personas acostumbran a mirar de arriba a abajo y de izquierda a derecha. En las culturas árabes y orientales, dependerá igualmente de su sistema de escritura. Además, la mirada no se mueve normalmente de forma uniforme, sino que se suele detener en ciertos puntos equiespaciados mientras avanza en el recorrido que esté siguiendo. En estos puntos es donde se concentra, por defecto, el interés del espectador, y es allí donde debemos colocar el motivo que deseemos resaltar en nuestras fotografías. Debido a esto, podemos deducir que el motivo no debe ir centrado en el encuadre, sino que es preferible desplazarlo ligeramente a la izquierda. De esta manera, se obtienen imágenes menos simplistas, más atractivas y que ayudan al ojo a recorrer los puntos de atención.

Por otro lado, el fotógrafo/a debe tener presentes las líneas dominantes de la composición que está realizando y utilizarlas para dirigir la atención del espectador, no desviarla. Se puede hallar una línea casi en cualquier cosa. Una de las normas más populares de la composición se basa en la repetición de líneas y objetos, especialmente cuando el tema es una estructura. Las líneas pueden ser horizontales, verticales, curvas u oblicuas. Las diagonales y líneas en «S» son mucho más interesantes que las líneas paralelas, ya que se utilizan para imprimir un cierto movimiento a las fotos. El caso más básico de línea dominante es la del horizonte. La línea de horizonte actúa como referente para el espectador, y es conveniente colocarla recta y no en el centro vertical de la imagen, sino a dos tercios por arriba o por abajo. Si se coloca la línea del horizonte al centro, se obtendrá una imagen descriptiva e inexpresiva. Al bajarla o subirla, estamos priorizando el cielo, el mar o la tierra como fondo o incluso motivo de la imagen. Al cortar las líneas dominantes con uno de los lados de la fotografía, esta parece interrumpirse bruscamente, mientras que al llevar una línea a una esquina, se da la sensación de continuidad.
Es importante resaltar dos casos especiales de líneas dominantes: la mirada y el movimiento.
- La mirada: La mirada de un ser humano traza una línea dominante imaginaria en la foto con gran fuerza expresiva que debe ser respetada y resaltada por el fotógrafo. Cuando la persona retratada está mirando hacia algo, debe abrirse el encuadre, situando a la persona a un lado y dejando un espacio libre delante de ella para ser ocupado por su mirada.
- El movimiento: Una persona u objeto en movimiento también describe una línea dominante imaginaria que es su trayectoria y que puede tener gran fuerza expresiva. Cuando el motivo esté entrando en la escena, es conveniente abrir el encuadre nuevamente y dejar un espacio libre delante para que sea ocupado por su trayectoria y resaltar el efecto de movimiento.



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